Espiando a mi madre...
 
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Espiando a mi madre, con su novio.

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Creador del tema  

Cuando yo tenía 12 años, mi madre tenía 29. Me tuvo muy joven, así que nos llevábamos poca diferencia. Fue madre soltera.

En aquella época, ella salía con un tipo que tenía 49 años y que trabajaba como marinero. Él se pasaba meses fuera y cuando volvía, mi madre y él, pasaban todo el tiempo que podían juntos.

Mi madre por aquel entonces, estaba estupenda. Bajita, 1,57 de estatura, culo grande, aunque no muy abultado; tetas grandes –una 100 copa D–; pelo moreno y largo y agraciada de cara.

Me encantaban las tetazas de mi progenitora. Con 12 años, yo me masturbaba pensando en mujeres bien dotadas y a mi madre, la veía muchas veces por casa en sujetador, lo cual, aún siendo mi madre, me excitaba.

Ella y su novio subían a la casa del pueblo de mi abuela materna, los sábados, cuando él estaba de vuelta de la mar. 

En aquella casa, vivía el hermano de mi abuela, tío de mi madre. 

Mi madre, su novio y yo, pasaos el día allí. Ella hacía la comida para todos. Después de comer, el tío de mi madre se iba a dar una vuelta por los bares del pueblo, ya que era un poco borrachín y hacía su ronda. 

Mi madre y su novio, iban a echarse la siesta y yo me iba solo a jugar. 

Me llamaba la atención que aquellas siestas, duraban mucho.

Un día estando yo aburrido, vi que la ventana de la habitación donde ellos estaban supuestamente durmiendo esas siesta, tenía la contraventana interior de madera, ligeramente abierta. Subí a la galería y mire por el cristal. El visillo, era transparente y podía echar un vistazo. 

Mire, y pude ver a mi madre y su novio en la cama. Él, estaba tumbado boca arriba, desnudo y mi madre, a cuatro patas, denuda, haciéndole una mamada.

Me daba apuro la situación. No quería que me vieran, pero el morbo me podía y agazapado, me puse a espiar. 

Podía ver el gran culo de mi madre. Sus tetonas se bamboleaban al ritmo de la mamada. Mi madre, movía la cabeza? abajo y arriba. Era increíble como la chupaba, mientras el le tocaba las tetas. Me excité, por yo aquello, sólo lo había visto en las películas porno de una cadena local

Mi madre acelaraba el ritmo de su cabeza y su mano.  8 0

Durante los día posteriores no podía pensar en mí madeí. En sus melones bambolea

 


   
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