Sexo soñado con mi Tío.

Tragando saliva abrí el botón de su pantalón, bajando el cierre después, con dificultad logré dejar al descubierto su slip deportivo negro, el cual cubría solo su verga y huevos, su trasero quedando al descubierto..
Mi nombre es Paul, actualmente tengo 18 años, lo que voy a contar hoy es algo que me he guardado por mucho tiempo, desde niño he sentido atracción por el cuerpo de los hombres, en especial de los de mi familia.

La primera vez que tuve la oportunidad de tener contacto con ellos fue con mi tío Eduardo, era un hombre musculoso, le gustaba ir al Gym todos los días, su cabello negro cortado al estilo militar resaltaba su mandíbula cuadrada, verlo salir de casa era un deleite y mi curiosidad sexual no se quedó atrás.

Un día que el dormía aproveche para colarme en su habitación, mi familia tiene la costumbre de dormir la siesta en las tardes, a excepción de algunos primos, como la mayoria descansa a esas horas, me era fácil escabullirme a donde quisiera.

Tío Eduardo era un hombre con un sueño pesado, lo sabía porque me ha tocado despertarlo, los movimientos bruscos no logran levantarlo, nisiquiera los gritos, la única forma es mojando su cara con agua, lo cual a él le desagradaba, pero ese día no lo buscaba para eso.

Nervioso me subí a su cama asegurándome que estuviera roncando, forma fácil de saber que no estaba despierto, al percibir su sonido molesto, sonreí emocionado tocando sus piernas, recorri mis dedos disfrutando del tacto hasta llegar a su entrepierna.

Tragando saliva abrí el botón de su pantalón, bajando el cierre después, con dificultad logré dejar al descubierto su slip deportivo negro, el cual cubría solo su verga y huevos, su trasero quedando al descubierto, pero solo una vez logré verlo así, fue a partir de ahí que un profundo deseo de tocarlo me invadio.

Sonriendo baje la tela exponiendo un miembro morcilloso y rojo, el vello púbico cubría parte del escroto liberando un hedor a macho.

Con la boca abierta me deleite admirando aquella verga más grande que la mía, a mis 6 años de edad era difícil estar desarrollado como ese hombre y me encantaba la idea de que el fuera mayor que yo en todos los sentidos.

Acariciando con mis dedos agarre el pene con una mano y con la otra amase el vello púbico, acerque esa extremidad holorosa a mi nariz respirando encantado, sin pensarlo pegue mi cara a los pelos de los testiculos de mi tio queriendo más de su esencia.

Continuando con mi tacto en su verga empecé un vaivén conocido, lo aprendí de él cuando lo espiaba bañándose, le gustaba hacer eso con su miembro el cual se hacía más grande para mí sorpresa, me maravillaba tal acto cada vez que lo veía y al fin podría vivirlo de cerca.

Encantado vi como poco a poco crecía en volumen y tamaño alcanzando una envergadura impactante, era tan grande que solo podía suspirar por querer más de él.

Deseoso de probar a que sabía lami la punta del glande el cual tenia un liquido trasparente, sin sentirme asqueado use mi lengua para saborear más de aquel pene, disfrutando de como el olor del pubis se intensificaba con mi saliva.

Respire unas cuantas veces antes de meter parte del miembro en mi boca, el glande apenas me cabía, pero no dude en recorrer mis labios por el hasta estar satisfecho.

De vez en cuando vigilaba a mi tío, el cual seguía dormido, sin detenerme estuve varios minutos metiéndome aquella verga para degustarla, no obstante, luego de jugar con ella, mi cara se sentía adolorida por lo que tuve que desistir de seguir probandola.

Acomode lo mejor que pude su entrepierna dejando solo sus pantalones desaprochados, me fui corriendo de su cuarto sin que nadie me notará.

Esa fue la primera de muchas de mis aventuras para degustar a mi tío por completo, pero mi favorita fue la primera vez que recibí su verga en mi ano.

 

Continuara…

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